Acerco mi rostro hacia tu garganta, donde te estrangulo con mi mano derecha. Pum-pum. Pum-pum. Te miro con mis ojos oscuros, también, y siento cómo tragas saliva con dificultad. La sonrisa se ha borrado de tus labios. Quiero probarlos, pero no lo hago. Intentaste matarme, cariño, y ahora estás horrible. Aún sigo viéndote perfecta. Me suplicas por tu vida con aquella pose. Inocente, lo que nunca fuiste, lo que nunca seremos. Pum-pum. Ese nosotros se marchitó cuando blandiste aquella navaja. Tan perfecta cicatriz me dejaste en el pecho que no puedo hacer otra cosa que atesorarla.
Llegó la hora, cariño. Te inclinas hacia mí y algo muerde mis entrañas. Tu navaja me saluda, de nuevo, y caigo a tierra. Jadeo. Pum-pum. Pum-pum. Nuestros latidos se revolucionan, se acompasan. Los escucho como música mientras siento un intenso mareo.Te incorporas con dificultad para lamer el filo de tu navaja. ¿Es dulce, cariño? Quiero preguntarte, pero colapso en la acera. Bésame, lo necesito. Te pierdo, me pierdo, y no quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario